viernes, junio 17, 2005

McLuhan revisitado

La primera vez que escuché hablar de Marshall Mcluhan fué en el disco de Génesis The Lamb lies down on Broadway, la tercera canción "Broadway Melody Of 1974" tiene una línea que dice: Marshall McLuhan, casual viewin', head buried in the sand. Yo tenía 15 años y era fan acérrimo de Génesis entre otros grupos, así que me preocupé por averiguar quien diablos era ese tipo, así como otros mencionados, pero creo que no obtuve mucho, salvo que era reverenciado por los hippies. Tiempo después ya me enteré y leí incluso algún libro de él.

Hace poco, buscando información para otro post, encontré este artículo en un número de la revista Chasqui, que ya tiene como un año de publicado y del cual rescato unos párrafos:

En 1951, McLuhan publicó su primer libro The Mechanical Bride, el cual reúne algunos ensayos de crítica cultural inspirados en la obra de F.R Leavis, quien introdujo a McLuhan en el estudio de la ecología cultural. En Toronto, McLuhan conoció al destacado economista político Harold Innis, cuyo pensamiento definitivamente influiría en su obra. En 1953 conoció al antropólogo Edmund Carpenter, con quien coeditó la revista Explorations. En 1962 se publicó el segundo libro de McLuhan: The Gutenberg Galaxy: The Making of Typographic Man. Dos años después -en 1964-, se publicó su tercer libro: Understanding Media: The extensions of man (La Comprensión de los medios como extensiones del hombre).

McLuhan anticipó el tránsito a la aldea global, afirmó que el medio es el mensaje, que las tecnologías admiten ser consideradas como prolongaciones de nuestro cuerpo y nuestros sentidos, que los medios de comunicación electrónica admiten ser considerados extensiones de nuestro sistema nervioso central, y que es posible distinguir entre medios cálidos y fríos. La definición de los datos que son transmitidos a través de un medio, y el grado de participación de las audiencias para completar al medio, son los dos criterios fundamentales que propuso McLuhan para distinguir medios fríos y calientes:

“Alta definición es el estado del ser bien abastecido de datos. Visualmente, una fotografía es una alta definición. Una caricatura es una definición baja por la sencilla razón de que proporciona muy poca información visual. El teléfono es un medio frío o un medio de definición baja debido a que se da al oído una cantidad mezquina de información, y el habla es un medio frío de definición baja, debido a que es muy poco lo que se da y mucho lo que el oyente tiene que completar (…) los medios cálidos son de poca o baja participación, mientras que los medios fríos son de alta participación para que el público los complete”. (McLuhan, 1977: 47).

El canadiense anticipó además el advenimiento de Internet, el medio de comunicación inteligente: “Después de tres mil años de explosión por medio de técnicas fragmentarias y mecánicas, el mundo de Occidente entra en implosión. Durante las eras mecánicas prolongamos nuestros cuerpos en el espacio. Hoy en día, después de más de un siglo de técnica eléctrica, hemos prolongado nuestro propio sistema nervioso central en un alcance total, aboliendo tanto el espacio como el tiempo, en cuanto se refiere a nuestro planeta. Estamos acercándonos rápidamente a la fase final de las prolongaciones del hombre, o sea la simulación técnica de la conciencia, cuando el desarrollo creador del conocimiento se extienda colectiva y conjuntamente al total de la sociedad humana, del mismo modo en que ya hemos ampliado y prolongado nuestros sentidos y nuestros nervios valiéndonos de los distintos medios” (McLuhan, 1977:26-27).

A base de los criterios definidos por McLuhan para distinguir entre medios fríos y calientes, en términos generales, es posible afirmar que Internet admitiría ser considerado como medio frío, pues la impresionante interactividad de sus usuarios representa uno de los principales elementos distintivos del medio que admite ser considerado como inteligente. Evidentemente, en cada herramienta de comunicaciones de Internet -los chats, los weblogs o el correo electrónico, por ejemplo-, tendríamos que matizar grados. Las comunidades sensibles de Internet han convertido a Marshall McLuhan en referente obligado. Paul Levinson, quien fue presidente de la Science Fiction Writers of America y profesor del Departamento de Comunicación y Estudios de los Medios de la Universidad Fordham (Nueva York), emprendió un riguroso análisis sobre la contribución del pensamiento de McLuhan a la interpretación de las comunicaciones digitales: Digital McLuhan. A guide to the information millennium.


No hay duda que las teorías de M. McLuhan siguen vigentes y que no está demás darse una vuelta por su galaxia. Un interesantísimo artículo relacionado es La reconfiguración psicocultural generada por las nuevas tecnologías de Carlos Franco, lean una parte:

Durante algún tiempo se pensó que el Internet sería la enciclopedia revisitada, contenedora de todo el conocimiento humano y más aún, que sería capaz de vincular todas sus partes. Pero podría en realidad convertirse en un torrente enorme de información, tan desmesurado que resultaría muy improbable que hiciera un mismo sentido para todos los públicos. Otro argumento en contra de la aldea global. Edwardson Kent y McConnel, citados por Tewksbury, hallaron que los lectores de un texto con menú lo consideran "más apto para lecturas enfocadas a objetivos, mientras que el layout de los diarios tradicionales es mejor para el escaneo de encabezados".

En resumen, "la forma en que las fuentes noticiosas basadas en la WWW usan imágenes, gráficas, y elementos de interconectividad alienta a la gente a procesar las historias en-línea de forma distinta a como las procesan en artículos de periódicos tradicionales." Esto sugiere una forma distinta de encuentro con la información a través de la red o de otros medios con capacidad hipertextual, sujetando la importancia relativa de las historias a las preferencias personales. Lo anterior no es necesariamente despreciable, de acuerdo a nuestra aproximación. Tal fenómeno está basado en la idiosincrasia de individuos, la cual puede no ser afín con la de sus compatriotas o de los editores (como ha sucedido por décadas) pero sí con la de personas en otras partes del mundo, con sus issue groups.


Muy apropiado de tener en cuenta a la hora de desarrollar páginas webs, me parece. Más allá de tendencias y modas imperantes, o visiones estríctamente informáticas que no consideran nada fuera de las teorías de diseño. Como siempre la yapa, una entrevista a Marshall McLuhan publicada en la revista Playboy en Marzo de 1969.


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