No tenía planeado leer este libro, pero enterado del fallecimiento de Guillermo Cabrera Infante, decidí escoger una de sus obras y hablar de ella a modo de humilde homenaje, si cabe la expresión. Seleccioné este libro por su brevedad, aunque me tentaban La Habana para un infante difunto y Tres tristes tigres, pero me parecieron muy largos y densos para poder leerlos en un momento en el que si bien puedo hacerlo con cierta tranquilidad, estoy interesado en muchas cosas a la vez.

Vista del amanecer en el trópico se publicó originalmente en el 64, mi edición es de la editorial Oveja Negra del 87. Son 120 páginas con 101 breves imágenes que se nos ofrecen a manera de un slide show sobre la historia de Cuba. Su brevedad no disminuye en nada su intensidad, mas bien a veces se hace necesaria una pausa entre una y otra a fín de poder apreciarlas con propiedad y no perderse las resonancias históricas o sociales. Cierto es que difícilmente por estos lares podremos captar en su totalidad las implicancias de cada una, o manejarlas dentro de su adecuado entorno y sistema de referencias, pues supongo que como es mi caso, la mayoría de peruanos desconocemos casi todo sobre la historia de Cuba y poner nombre a todos los personajes que desfilan ante nuestros ojos no es algo a nuestro alcance. Pero el que los personajes nos resulten anónimos no dificulta la comprensión de las situaciones ni el percibir la emotividad contenida en estas imágenes descritas en tan pocas palabras. Como ejemplo pongo una, esta sí de personaje muy reconocible.

El segundo comandante desapareció en el avión que lo traía a la capital de regreso de poner preso al tercer comandante. El comandante en jefe salió a buscarlo en el avión presidencial. Pero el avión hizo un recorrido somero y el comandante en jefe se fue a ver vacas y toros de una finca requisada. Por la noche vio televisión y se acostó tarde interesado en las aventuras ruidosas de un cowboy y unos indios. A la mañana siguiente regresó a la capital no sin antes hacer otro recorrido somero del área en que se perdió el segundo comandante. Al aterrizar el avión, el comandante en jefe vio a los padres del segundo comandante esperando ansiosos. Hasta ese momento el comandante en jefe había estado bromeando y hablando de cosas intrascendentes, pero al ver a la pareja ansiosa se compungió y fue hasta ellos para abrazarlos en pésame. Casi se le saltaban las lágrimas.

No sé si leeré algunas de las otras obras de GCI en un futuro próximo, pero estoy casi seguro que cualquiera de ellas me será tan satisfactoria como esta que leí. Javier Marias escribe un pequeño obituario en su blog. En Guerra eterna en oriente medio también se hacen eco de su muerte. En el enlace proporcionado en la palabra fallecimiento, en la primera línea de este post, se encuentran enlaces a fotos, entrevistas y otros sobre el autor.

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, primeramente te envié un comentario a no sé dónde, porque veo que me equivoqué. Bueno, te decía, que este post me interesa. escribir sobre GCI como lo has hecho, vale. Y tiene visos de lo cinematográfico que le encantaba a GCI. Hasta pronto: Dance

Juan Arellano dijo...

Me complace que te haya gustado, gracias por la visita.

Don Mario dijo...

Me gustó lo del homenage, pensé exactamente lo mismo. En efecto sucede muy seguido que llegamos un poco tarde a la lectura (nunca es muy tarde). Es un poco desesperante cuando pasa, otro que se muere y que no había leído.

Juan Arellano dijo...

Sí, igual a lo que comentas de los nóbel, como que a uno le queda la sensación de que se nos pasó. gracias por la visita.