sábado, setiembre 10, 2005

Yo, Claudio - Robert Graves

El gusto por las novelas históricas lo agarré con esta obra, pero no en su versión escrita sino en la de la miniserie que se pasó por la tele hace muchos años, y que, la verdad, me gustaría poder ver de nuevo. En esa época ni me imaginaba que la historia estaba basada en un libro, cosa que descubrí años después, lo que, por supuesto, hizo que Yo, Claudio, fuera uno de los primeros libros que comprara.

I, Claudius de Robert Graves se publicó por primera vez en inglés en 1934. Desconozco cual fue su primera edición en castellano, pero la primera de Plaza y Janes es de Octubre de1978, la mía es la Undécima edición, de Mayo de 1981, y ya hace referencia a la serie de Tv. El formato del libro es grande en tapas blandas, el usado normalmente por esta editorial para los best sellers en esa época, y consta de 400 páginas sin desperdicio.

Claudio fue uno de los emperadores romanos, el quinto para ser exactos. Si no fuera por esta obra quizás no se le mencionara mucho, pues su fama no rivaliza con la de Julio César o Augusto, primer y segundo emperador respectivamente, conocidos por su obra de engrandecimiento del Imperio, o Calígula y Nerón, cuarto y sexto emperador, más conocidos por sus vicios y excesos que por otra cosa. Pero mejor que el propio Claudio nos hable de si mismo:

Yo, Tiberio Claudio Druso Neo Germánico y tal cual (porque no pienso molestarlos con todos mis títulos, que otrora, no hace mucho, fui conocido por mis parientes, amigos y colaboradores como Claudio el Idiota, o Ese Claudio, o Claudio el Tartamudo, o Clau-Clau-Claudio, o, cuando mucho, como el pobre tío Claudio), voy a escribir ahora esta extraña historia de mi vida. Comenzaré con mi niñez más temprana y seguiré año tras año, hasta llegar al fatídico momento del cambio en que, hace unos ocho años, a la edad de cincuenta y uno, me encontré de pronto en lo que podría denominar “la jaula dorada”, de la cual jamás he podido zafarme desde entonces.

... (más de cuarenta páginas después) ...

Claudio, viejo aburrido, he aquí que estás a punto de terminar el cuarto rollo de tu autobiografía, y no estás ni siquiera en tu lugar de nacimiento. Regístralo de una vez, o nunca llegarás a la parte central de tu historia. Escribe: “Mi nacimiento ocurrió en Lyon, en Francia, el primero de agosto, un año antes de la muerte de mi padre.” Muy bien. Mis padres tuvieron seis hijos antes de nacer yo, pero como mi madre siempre acompañaba a mi padre en sus campañas, sus hijos tenían que ser muy robustos para sobrevivir. Sólo vivían mi hermano Germánico, cinco años mayor que yo, y mi hermana Livila, un año mayor que yo. Ambos heredaron la magnífica constitución de mi padre. Yo no. Estuve a punto de morir en tres ocasiones, antes de llegar a mi segundo año de edad, y si la muerte de mi padre no hubiese llevado a mi familia a Roma, es muy poco probable que esta historia hubiera podido ser escrita.

Determinar cuanto del real personaje histórico es el Claudio de esta novela sería una tarea bastante complicada. Graves, poeta, traductor de varios autores latinos al inglés y amplio conocedor de la mitología antigua, se ha atenido a los hechos históricos conocidos y que han llegado a nuestro tiempo de la pluma de Suetonio, Tácito, Plinio, Dion Casio y muchos otros. Sobre esta base es que le ha dado vida al Claudio de su novela y no se puede menos que admirar la caracterización efectuada, que pueda no ser real pero es tan convincente que debería serlo.

Sin embargo, por momentos Claudio no es el personaje principal de la obra, el protagonismo se lo lleva Livia, su intrigante, influyente y poderosa abuela, esposa de Augusto y el verdadero poder tras bambalinas, que a la muerte de Augusto se las apaña para seguir gobernando a través de Tiberio, su hijo. Es así que mediante los ojos del menospreciado Claudio tenemos una visión de primera fila de los entretelones del poder y también de las cotidianeidades de la vida en la época de esplendor del imperio romano. Si a esto añadimos la muy acertada manera de contar las cosas y la excepcional prosa de Graves, tendremos una idea de la calidad del libro.

Lastimosamente este acaba cuando Claudio es coronado emperador, lo cual me tuvo en ascuas mucho tiempo, hasta que pude agenciarme la segunda parte: Claudio, el dios, y su esposa Mesalina, que por supuesto, será materia de mi próximo post. Pero antes debo decir algo por si no quedó muy claro: Yo, Claudio es a mi parecer la mejor novela histórica que he leído, en serio, si no me creen leanla y juzguen por ustedes mismos, o lean lo que otros dicen al respecto:

Una reseña del libro a cargo de Rodolfo Martínez, quien lo hace mucho mejor que yo, para ser honestos. Otra reseña más y por si fuera poco, el escritor, traductor y blogger Rafael Marín comenta la versión en DVD. Aparte, un breve comentario de la serie de TV, que es lo mismo del DVD claro. En inglés, una reseña de los dos libros, otra más y una excelente web sobre la miniserie, capítulo a capítulo, y con varios enlaces interesantes.


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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Puedo decir que amí personalmente, me impresionó esta magnifica obra, tanto en su lectura del libro, cómo las veces que la he visto en televisión.
Te sumerges en la obra, de tal manera que cuando en un momento, dejas de leerla, tienes que realizar un esfuerzo, para volver en ti mismo.

J.Francisco Canaza dijo...

Yo, Tiberio Claudio Druso NERÓN Germánico

Neo es el de Matrix :D

Juan Arellano dijo...

Cierto es, q raro, habrá sido un lapsus, lo corregiré llegando a Lima y chequeando mi libro :)