domingo, setiembre 10, 2006

La Anaconda del Samiria - Róger Rumrrill


Adquirí este libro hace años, en una de las ferias del libro me parece, mis hijas aún estaban pequeñas y me pareció adecuado para sus lecturas a esa edad, pues vi que tenía algunas ilustraciones. Además el precio no era exagerado. En las 127 páginas del libro hay nueve narraciones y además una presentación a cargo del propio autor. La edición corrió a cargo de la Editorial Bruño, que se especializa en textos y libros para estudiantes, para su Colección Autores Peruanos. No dice el año de edición pero por algún lado de internet recuerdo haber visto que era de 1997.

Ya desde la mencionada presentación del autor, titulada "Palabras para los niños" donde declara su intención de compartir con los lectores, niños o no, los parajes y aventuras donde transcurrió su propia niñez, nos hacemos una idea de la temática y forma de los relatos de este libro. Narraciones simples, pero no por eso mal contadas, donde se muestra, la mayor parte de las veces desde la perspectiva de un niño, el mundo mágico y exhuberante de la amazonía peruana. La verdad, no recuerdo si mis hijas leyeron el libro, pero yo sí le he dado un par de lecturas. Los títulos de cada relato dan una adecuada visión de los mismos:

El muchacho y el tigre otorongo
Cayapo el cazador
La madre
Golondrinas
Huapapa la pescadora del Amazonas
Carpisho el constructor del bosque
Los ojos de la serpiente
El mono que casi muere de amor
La anaconda del Samiria


Como se imaginarán, casi todos estos relatos están ambientados en pueblos pequeños o comunidades asentadas a las orillas de los innumerables ríos que conforman la cuenca amazónica. La excepción la dan dos cuentos, Golondrinas, una narración citadina, casi fantástica y con toques de sarcasmo hacia la burocracia local, en este caso de la ciudad de Iquitos, versa sobre la llegada de una enorme bandada de aves y su efecto sobre la ciudad. El mono que casi muere de amor sucede también parcialmente en Iquitos, y trata sobre, obviamente, un mono y su historia de amor.

Huapapa la pescadora del Amazonas y Carpisho el constructor del bosque son dos narraciones cortas en las que los propios animales nos cuentan, indirectamente, sus historias, haciéndonos partícipes de esta manera de su forma de vida en la selva. Ambas incluyen pequeñas referencias sobre la labor depredadora del hombre en este entorno ecológico. La Madre en cambio es sobre un niño al cual su madre le aplica cierto tratamiento especial, no llegandose sino tan sólo a conjeturar el motivo. Pareciera parte de una obra mayor.

El resto de relatos, como dije anteriormente, son aventuras protagonizadas por muchachos en poblados amazónicos: Bagazán, Terrabona, Varadero de Omaguas, Bretaña; todos a orillas del propio Amazonas, o del Ucayali, pero cerca de lo que conforma la gran Reserva Nacional Pacaya-Samiria ubicada entre los ríos Marañón y Ucayali, hasta que convergen formando el Amazonas. Es común a todos los relatos el enfrentamiento del hombre con el animal, con lo salvaje. Y si bien a veces se nota demasiado la intención del autor de utilizar las narraciones para describirnos las costumbres de los pueblos amazónicos, así como de la fauna de esa zona, no se llega a interrumpir el ritmo de la narración y la lectura mantiene el interés.

La anaconda del Samiria es el relato más largo y semeja una de esas narraciones de iniciación tan comunes a la literatura fantástica. Cuenta las aventuras de dos muchachos en su intento por encontrar una mítica anaconda de 30 metros de largo que vive en una isla donde habría estado localizado el Paraíso Terrenal. Contiene ciertos elementos mágicos pues al final son los propios animales de la selva quienes hablan y guían a los muchachos. A continuación un pequeño extracto de este relato:

Mientras se dejaban arrastrar por la corriente del canal del Puinahua, los dos estudiaban cuidadosamente el mapa imaginario del lugar donde posiblemente estaría la isla y que había sido dibujado esa misma madrugada por Policarpo Laulate, que se sacaba siempre veinte en dibujo. El mapa tenía la forma de la Vía Láctea, la luz que alumbró a los tupí-guaraníes a través de la noche de los tiempos, la clave que la noche anterior les había dado Oroma. Esa noche, en sueños, Policarpo Laulate vio que el Pacaya-Samiria tenía la forma de la Vía Láctea y en cuyo centro, donde una estrella resplandecía más que ninguna, estaría la isla. Las demás estrellas y sus rayos fulgurantes representarían los lagos, ríos, quebradas e incontables canales.

Róger Rumrill, el autor, nació y vivió hasta su adolescencia en diversos pueblos de la selva peruana. Actualmente aparte de escritor es especialista en temas amazónicos.


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4 comentarios:

Alma dijo...

Gracias a tu aporte en este "post", conozco algo de Rumrill. A propósito, te quedó bien eso de los dobles enlaces, es la primera vez que lo veo.

DTB

PD: No participo del experimento porque me ataño a un plan de trabajo, pero si me lo permites, puedo usar una de tus fotos para crear el link de tu blog en el mio, tome la del "head" de tu blog y la del "atardecer del marañón", una de las dos me ha de servir, pero claro necesito, primero tu aprobación.

Juan Arellano dijo...

El head de mi blog es una plantilla standard, no creo que sea muy representativo, cualquiera de mis fotos que uses no habrá problema. tengo 3 álbumes de donde puedes sacar, los 2 de Flickr y el de Zooomr, suerte.

Daniel Salvo dijo...

Qué bueno saber de escritores poco conocidos pero vigentes. Lástima que Bruño (si aún existe) no tenga la capacidad de marketing de otras editoriales, Rumrill debería ser más conocido. Te felicito por darlo a conocer.

Juan Arellano dijo...

Lo que no pude encontrar fue una biografía y menos una bibliografía de Rumrrill. Si encuentras alguna avísame. Y es que si nosotros mismos no damos a conocer lo nuestro ...