NOTA - Este post fue publicado ayer en Surfing por su temática sobre la historia del Perú, sin embargo fue hecho para aparecer en este blog.
He pasado mas tiempo del que debía leyendo este libro, y la verdad es que lo he hecho a saltos, entre la lectura de otros libros muy diversos y finalmente lo terminé empujado por lo que leía en otro libro: El Laberinto de la Choledad. Quizás no es la manera más adecuada de leer cualquier libro, pero como se dice, así pasó.
El Retorno de las Huacas - Estudios y Documentos del Siglo XVI, es una publicación conjunta del Instituto de Estudios Peruanos y de la Sociedad Peruana de Psiconálisis. La edición data de febrero de 1990 y constó de 1,500 ejemplares, a la fecha se encuentra agotado en el catálogo del IEP.
Este no es un libro de ficción, lo aclaro pues todos los anteriores libros reseñados lo han sido. Es una compilación de estudios sobre unos documentos del Siglo XVI conocidos como Las Informaciones de Cristóbal de Albornoz. Tales "informaciones" son los informes presentados por el mencionado sacerdote español sobre su labor como "extirpador de idolatrías" en el Virreynato del Perú, entre finales de la década de 1560 y principios de la de 1570. La idolatría en cuestión es la conocida con el nombre quechua de Taki Onqoy. Para explicar en que consistía esto copio de las solapas del libro:
Hacia 1564 se hizo público en los Andes peruanos un movimiento religioso de antiguas raíces indígenas que recibió el nombre de Taki Onqoy o "enfermedad del canto". Más que enfermedad se trataba de un movimiento de resistencia anticolonial, cuya característica principal fue el abandono de todo aquello que había sido traído por el conquistador. Además, se insistió en las creencias propias, las que eran recordadas a la manera tradicional indígena por medio de la repetición incansable de cantares de contenido histórico o ritual, y acompañados de bailes frenéticos que duraban varios días.
El Taki Onqoy se difundió principalmente entre los habitantes indígenas de las zonas rurales de los actuales departamentos de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. Desde siglos atrás esta región, de raíces culturales chanka, había sido sometida a la violencia expnsiva del Imperio Wari, de las tropas incaicas y luego a la de los conquistadores, encomenderos y mineros españoles.
El libro está estructurado en tres partes, una Introducción, que incluye una Introducción de Luis Millones, mapas, cronología y una Nota preliminar al personaje histórico y los documentos a cargo de Pedro Guibovich Pérez. Luego vienen los Documentos en sí, que ocupan la mayor parte del libro (casi 300 de las 452 páginas del mismo) y que a pesar de seguir las normas de transcripción de documentos de este tipo, son de lectura un poco pesada por cuanto conservan muchas de las palabras y formas gramaticales y ortográficas del castellano de aquellos años. Finalmente están los Estudios: El Taki Onqoy: Las raíces andinas de un fenómeno colonial de Rafael Varón Gabai; Discurso y transformación de los dioses en los Andes: del Taki Onqoy al Rasu Ñiti de Sara Castro-Klarén y El Taki Onqoy: reflexiones psiconalíticas de Moisés Lemlij, Luis Millones, Alberto Péndola, María Rostworowski y Max Hernández.
La parte de la introducción se centra por el lado de Millones en la historia de los documentos y en los estudios presentados en el libro, y por el lado de Guibovich en la persona de Cristobal de Albornoz. Por el lado de los estudios, los títulos de los tres son descriptivos del enfoque que le dan al tema. Y aún cuando todos son interesantes, el de Sara Castro-Klarén logró que me identificara con su forma de ver las cosas. A continuación, para situar mejor la época, el párrafo inicial de Varón Gabai:
Cuando todas las vías de seguir viviendo aparecen cerradas, y aún las graves dificultades del pasado evocan añoranza por la extrema dureza del presente, solamente una sociedad convencida de sus creencias y de su historia puede pretender sobrevivir. Qué podía pensarse si en tres o cuatro décadas un individuo cualquiera había visto morir, violentamente o por enfermedad, a la mayoría de sus conocidos; si las cosechas habían fallado y el ganado había sido diezmado; si las cargas tributarias y exigencias personales aumentaban, mas no así la retribución. En los treinta años transcurridos desde la llegada de los españoles a los Andes, las cosas habían ido empeorando y la gente cada vez entendía menos a los invasores. El indígena tenía pocas alternativas: aceptar la autoridad colonial y seguir muriendo y viendo morir, acudir al Inca de Vilcabamba - descendiente del antiguo opresor, que ya se iba dando por vencido en su resistencia armada -, o aferrarse a los dioses y usos milenarios propios. La última opción, desesperada, valiente y violenta, se manifestó a través de un movimiento nativista que los españoles de entonces nombraron el Taki Onqoy.
Sara Castro-Klarén añade: El Taki Onqoy o baile de la desesperación (1565-1571) fue una de las muchas respuestas al colapso del imperio Inca. No hay duda hoy de que la presencia española constituyó un desastre en la vida de los andinos. ... Los predicadores de la secta anunciaban el final de la dominación española. Decían que las huacas estaban todavía vivas y que volverían para pelear contra "Dios". Estas divinidades locales exigían la lealtad de sus gentes, las cuales por lo tanto no debían poner pie en las iglesias ni escuchar a los evangelistas, ni comer alimentos españoles, ni tampoco vestir ropajes españoles so pena de ser convertidos en animales.
Además de prometer la expulsión de los invasores al mar, el Taki Onqoy también prometía a los andinos la restauración de la buena salud y la abundancia de comestibles. ... El Taki Onqoy abarca así no sólo la conciencia del trauma de la conquista y la derrota de los dioses sino también las muy tangibles necesidades del cuerpo. Para 1565 ya se había hecho clarísimo que el desastre ecológico traído por la invasión europea literalmente deletreaba el final físico de la población andina. Guaman Poma le ruega a Dios una y otra vez que al menos les otorgue a él y a su gente la continuidad biológica. El Primer nueva crónica no cesa de repetir y clamar: "Que no nos acabemos". ... Las Huacas, paradójicamente, amenazan a los que las traicionan, con hacer realidad el más profundo temor que en sí anima su culto: el terror del fin irreversible de toda una etnia, es decir el holocausto.
Libro no para el gran público, pero indispensable para quienes se interesen en la historia del Perú y en los orígenes de nuestra identidad como nación y asi mismo en los orígenes de nuestros más antiguos traumas como pueblo andino. Curioso ver que hace casi 500 años nos enfrentamos ya a una amenaza contra la disolución de lo que en ese entonces se consideraba como nación. Saber que de alguna manera conseguimos sobrevivir a pesar de tener todo en contra debería motivarnos en la lucha con nuestros actuales problemas.
A quienes les interesa el paralelismo entre los bailes del Taki Onqoy y los danzantes de tijeras contemporáneos pueden leer: La representación de La danza de las tijeras de José María Arguedas. Contribución a la formación de la cultura andina de Juan Zevallos-Aguilar en Cyberayllu. Contenidos y contradicciones: la obra de Felipe Guaman Poma y las aseveraciones acerca de Blas Valera de Rolena Adorno, donde se habla de Cristobal de Albornoz. Un artículo relacionado: Ayudemos al Tayta Inti: "La Pachamanca”. Un texto de Luis Millones: El encuentro o 'tinkuy' en textos coloniales andinos. Una monografía sobre otro libro de Luis Millones: Historia y poder en los Andes centrales. Y una web llamada: La Muerte del Inca Atahualpa de Luis Millones y Ulla Dalum Berg.
La imagen de la carátula del libro es un fardo funerario de la costa sur del Perú. Este fardo se encuentra en el Museo Nacional de Antropología y Arqueología de Lima. La foto es de Yukata Yoshii.
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He pasado mas tiempo del que debía leyendo este libro, y la verdad es que lo he hecho a saltos, entre la lectura de otros libros muy diversos y finalmente lo terminé empujado por lo que leía en otro libro: El Laberinto de la Choledad. Quizás no es la manera más adecuada de leer cualquier libro, pero como se dice, así pasó.
El Retorno de las Huacas - Estudios y Documentos del Siglo XVI, es una publicación conjunta del Instituto de Estudios Peruanos y de la Sociedad Peruana de Psiconálisis. La edición data de febrero de 1990 y constó de 1,500 ejemplares, a la fecha se encuentra agotado en el catálogo del IEP.
Este no es un libro de ficción, lo aclaro pues todos los anteriores libros reseñados lo han sido. Es una compilación de estudios sobre unos documentos del Siglo XVI conocidos como Las Informaciones de Cristóbal de Albornoz. Tales "informaciones" son los informes presentados por el mencionado sacerdote español sobre su labor como "extirpador de idolatrías" en el Virreynato del Perú, entre finales de la década de 1560 y principios de la de 1570. La idolatría en cuestión es la conocida con el nombre quechua de Taki Onqoy. Para explicar en que consistía esto copio de las solapas del libro:
Hacia 1564 se hizo público en los Andes peruanos un movimiento religioso de antiguas raíces indígenas que recibió el nombre de Taki Onqoy o "enfermedad del canto". Más que enfermedad se trataba de un movimiento de resistencia anticolonial, cuya característica principal fue el abandono de todo aquello que había sido traído por el conquistador. Además, se insistió en las creencias propias, las que eran recordadas a la manera tradicional indígena por medio de la repetición incansable de cantares de contenido histórico o ritual, y acompañados de bailes frenéticos que duraban varios días.
El Taki Onqoy se difundió principalmente entre los habitantes indígenas de las zonas rurales de los actuales departamentos de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. Desde siglos atrás esta región, de raíces culturales chanka, había sido sometida a la violencia expnsiva del Imperio Wari, de las tropas incaicas y luego a la de los conquistadores, encomenderos y mineros españoles.
El libro está estructurado en tres partes, una Introducción, que incluye una Introducción de Luis Millones, mapas, cronología y una Nota preliminar al personaje histórico y los documentos a cargo de Pedro Guibovich Pérez. Luego vienen los Documentos en sí, que ocupan la mayor parte del libro (casi 300 de las 452 páginas del mismo) y que a pesar de seguir las normas de transcripción de documentos de este tipo, son de lectura un poco pesada por cuanto conservan muchas de las palabras y formas gramaticales y ortográficas del castellano de aquellos años. Finalmente están los Estudios: El Taki Onqoy: Las raíces andinas de un fenómeno colonial de Rafael Varón Gabai; Discurso y transformación de los dioses en los Andes: del Taki Onqoy al Rasu Ñiti de Sara Castro-Klarén y El Taki Onqoy: reflexiones psiconalíticas de Moisés Lemlij, Luis Millones, Alberto Péndola, María Rostworowski y Max Hernández.
La parte de la introducción se centra por el lado de Millones en la historia de los documentos y en los estudios presentados en el libro, y por el lado de Guibovich en la persona de Cristobal de Albornoz. Por el lado de los estudios, los títulos de los tres son descriptivos del enfoque que le dan al tema. Y aún cuando todos son interesantes, el de Sara Castro-Klarén logró que me identificara con su forma de ver las cosas. A continuación, para situar mejor la época, el párrafo inicial de Varón Gabai:
Cuando todas las vías de seguir viviendo aparecen cerradas, y aún las graves dificultades del pasado evocan añoranza por la extrema dureza del presente, solamente una sociedad convencida de sus creencias y de su historia puede pretender sobrevivir. Qué podía pensarse si en tres o cuatro décadas un individuo cualquiera había visto morir, violentamente o por enfermedad, a la mayoría de sus conocidos; si las cosechas habían fallado y el ganado había sido diezmado; si las cargas tributarias y exigencias personales aumentaban, mas no así la retribución. En los treinta años transcurridos desde la llegada de los españoles a los Andes, las cosas habían ido empeorando y la gente cada vez entendía menos a los invasores. El indígena tenía pocas alternativas: aceptar la autoridad colonial y seguir muriendo y viendo morir, acudir al Inca de Vilcabamba - descendiente del antiguo opresor, que ya se iba dando por vencido en su resistencia armada -, o aferrarse a los dioses y usos milenarios propios. La última opción, desesperada, valiente y violenta, se manifestó a través de un movimiento nativista que los españoles de entonces nombraron el Taki Onqoy.
Sara Castro-Klarén añade: El Taki Onqoy o baile de la desesperación (1565-1571) fue una de las muchas respuestas al colapso del imperio Inca. No hay duda hoy de que la presencia española constituyó un desastre en la vida de los andinos. ... Los predicadores de la secta anunciaban el final de la dominación española. Decían que las huacas estaban todavía vivas y que volverían para pelear contra "Dios". Estas divinidades locales exigían la lealtad de sus gentes, las cuales por lo tanto no debían poner pie en las iglesias ni escuchar a los evangelistas, ni comer alimentos españoles, ni tampoco vestir ropajes españoles so pena de ser convertidos en animales.
Además de prometer la expulsión de los invasores al mar, el Taki Onqoy también prometía a los andinos la restauración de la buena salud y la abundancia de comestibles. ... El Taki Onqoy abarca así no sólo la conciencia del trauma de la conquista y la derrota de los dioses sino también las muy tangibles necesidades del cuerpo. Para 1565 ya se había hecho clarísimo que el desastre ecológico traído por la invasión europea literalmente deletreaba el final físico de la población andina. Guaman Poma le ruega a Dios una y otra vez que al menos les otorgue a él y a su gente la continuidad biológica. El Primer nueva crónica no cesa de repetir y clamar: "Que no nos acabemos". ... Las Huacas, paradójicamente, amenazan a los que las traicionan, con hacer realidad el más profundo temor que en sí anima su culto: el terror del fin irreversible de toda una etnia, es decir el holocausto.
Libro no para el gran público, pero indispensable para quienes se interesen en la historia del Perú y en los orígenes de nuestra identidad como nación y asi mismo en los orígenes de nuestros más antiguos traumas como pueblo andino. Curioso ver que hace casi 500 años nos enfrentamos ya a una amenaza contra la disolución de lo que en ese entonces se consideraba como nación. Saber que de alguna manera conseguimos sobrevivir a pesar de tener todo en contra debería motivarnos en la lucha con nuestros actuales problemas.
A quienes les interesa el paralelismo entre los bailes del Taki Onqoy y los danzantes de tijeras contemporáneos pueden leer: La representación de La danza de las tijeras de José María Arguedas. Contribución a la formación de la cultura andina de Juan Zevallos-Aguilar en Cyberayllu. Contenidos y contradicciones: la obra de Felipe Guaman Poma y las aseveraciones acerca de Blas Valera de Rolena Adorno, donde se habla de Cristobal de Albornoz. Un artículo relacionado: Ayudemos al Tayta Inti: "La Pachamanca”. Un texto de Luis Millones: El encuentro o 'tinkuy' en textos coloniales andinos. Una monografía sobre otro libro de Luis Millones: Historia y poder en los Andes centrales. Y una web llamada: La Muerte del Inca Atahualpa de Luis Millones y Ulla Dalum Berg.
La imagen de la carátula del libro es un fardo funerario de la costa sur del Perú. Este fardo se encuentra en el Museo Nacional de Antropología y Arqueología de Lima. La foto es de Yukata Yoshii.
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3 comentarios:
Interesante tu post. Te sugiero que hagas una reseña igual sobre "El Laberinto de la Choledad".
Esa es la idea amigo, exactamente, pero sera en unos días.
lo resaltante y que viene tan a propósito de nuestro Aniversario
Patrio, es cómo este libro contardice rotundamente a aquelos que aún creen que no exisitió resistencia anti-colonial.
Si en los colegios se ahondara el estudio de nuestra Historia, desde diefrentes perspectivas, nuestros niños sabrían que nuestroa antepasados no fueron conformistas ni que se entregaron al vasallaje, a la expoliación como si no tuvieran nada más qué hacer, ante la invasión a sangre y fuego.
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