sábado, julio 10, 2010

Viaje Iquitos - Yurimaguas por río, 1

Lo que sigue es un relato del viaje que hice en la ruta Iquitos - Yurimaguas por río. Lo escribí en la misma embarcación, cada noche de las que pasé en ella. Me embarqué un lunes por la tarde y llegué un jueves por la mañana. En total son tres partes. Para no hacer el texto más aburrido de lo que ya es, lo acompaño de algunas de las fotos que fui tomando en el trayecto. El texto ha sido copiado tal cual figura en mi cuaderno. Esto sucedió entre el 4 y el 7 de enero de este año.

Ella siempre me da lo que quiero, a veces me da lo que necesito y no lo que quiero, pero la entiendo, se preocupa por mi, me protege. Pero a pesar de eso soy un amante malagradecido. Una vez satisfecho mi deseo ya me siento incómodo en ella y quiero abandonarla. Sus favores no me encandilan más, sus ofrecimientos los rechazo. Mi mente ya está enfocada en la siguiente conquista. Vamos por ella.

Llegué al puerto de Masusa a comprar mi pasaje a Yurimaguas a eso de las 2.20. Al toque ubiqué al "Eduardo" que salía ese mismo día por su pizarra con el "HOY" escrito en ella. Cuando estaba entrando a la embarcación unos llamadores se acercaron para preguntarme cuanto quería pagar, no solté prenda, pero igual me llevaron con el encargado de vender los pasajes: 50 soles primer o segundo piso. Hay gente que paga menos, pero va en la plataforma de carga, bastante incómodo supongo. Pagué y una vez que me dieron mi recibo fui al segundo piso a ver que tan lleno estaba. Ya había hamacas colgadas pero espaciadas, y algunas personas en ellas. Bajé y regresé a la ciudad a alistar mis cosas.

Ya con mi mochila lista y mi hamaca, reparé que no tenía nada con que abrigarme, ni siquiera una casaca, así que fui a buscar algo y me prestaron una colcha que supuse me protegería del frío y el viento de las noches y madrugadas en el río. Tenía que hacer otras diligencias más de último minuto, y como me habían dicho que la lancha saldría a las 6pm, y claro, nunca son puntuales, me confié. Craso error ¿o era ella que quería retenerme?. Llegué al puerto a las 5.05pm y nada más acercarme a la zona donde estaba acoderada la Eduardo IV, llegaron a mi encuentro los llamadores de otra embarcación diciendo que ya no había espacio ahí y que fuera con ellos a otra lancha. Miré a la Eduardo y se veia llena, pero pensé que sería debido, en parte, a la gente que acude a despedir a sus familiares.

Iquitos - Yurimaguas, 2

Iquitos - Yurimaguas, 3

Iquitos - Yurimaguas, 5

Iquitos - Yurimaguas, 6

Cuando subí a la nave pude darme cuenta que realmente estaba llena. Abriéndome paso a duras penas entre viajantes, sus acompañantes y los infaltables vendedores, llegué al segundo piso sólo para comprobar que estaba casi abarrotado. Alcancé el otro extremo o popa, que es donde se ubica el comedor, y sólo me quedó poner mi mochila en el piso, cerca a donde había un pequeño espacio, y ver que se podía hacer. Lo que ví, para mi mala suerte, fue que el pequeño espacio era en realidad el único para acceder a la escalera interna al primer piso.

Ahí estaba yo, casi desolado y evaluando la perspectiva de pasar la noche sentado en el piso de metal, cuando un poco más allá uno de los pasajeros me dijo si le podía cuidar sus cosas un momento, mientras desamarraba su hamaca. Al parecer había encontrado un amigo en el primer piso y se iba para allá. Rápidamente saqué mi hamaca... sólo para encontrarme con que la cuerda para atarla estaba entera... o me habían dado sólo una. De cualquier manera había que partirla. Por supuesto no tenía cuchillo ni ningún otro objeto cortante. Niño scout no fuí.

En esas estaba cuando un muchacho con el que había intercambiado algunas palabras me dijo que si gustaba iba a la cocina del otro piso para que la partieran, con algo de desconfianza se la dí y al ratito regresó con la cuerda en dos pedazos. Acto seguido, procedí a atar mi hamaca lo mejor que pude, pues tampoco fui marinero ni experto en nudos. La probé sentándome en ella y jalando los extremos amarrados un par de veces a fin de no despertarme a media noche de un buen golpe en el piso. Terminado esto me puse a pensar en otras cosas y de pronto el voceo de un vendedor me hizo percatarme de un olvido mío: no tenía taper para la entrega del rancho ni cubiertos para comerlo. Definitivamente el apuro no es un buen consejero antes de un viaje.

Iquitos - Yurimaguas, 9

Iquitos - Yurimaguas, 10

Iquitos - Yurimaguas, 14

Iquitos - Yurimaguas, 18

Estaba yo viendo a quien encargarle mi mochila para ir a comprar lo que me faltaba cuando por el techo de la embarcación contigua se acercó un vendedor ofreciendo entre otras cosas, cucharas. Al toque lo llamé y compré una por un sol. Luego me ofreció tapers, "pero no tienes" le dije, pues en su cajita de venta no se veían. Ni corto ni perezoso llamó a otro vendedor que estaba en el piso de abajo de la embarcación donde se encontraba y éste se acercó y por la ventana le alcanzó un taper rojo. "Dos soles". Pagué y pensé que ya tenía un problema menos, sólo para caer en  la cuenta que otro acababa de aparecer. Me quedaba solamente un sol en monedas y luego billetes grandes. En teoría no tendría por que ser un problema, pero nunca se sabe.

A todo esto ya eran más de las cinco y media de la tarde y seguía llegando más gente a la embarcación. Dejé encargado mi sitio con mis cosas y fui a proa para tomar unas fotos y de pronto, a las seis, la lancha empezó a moverse. Quedé sorprendido por la inusual puntualidad, pero todo fue una ilusión. La lancha sólo hizo un corto trayecto hasta el vecino puerto Henry para que embarcaran un contenedor y otras cargas de peso con la grúa. Cuando salimos de ahí ya había oscurecido, pero las siete nos dieron en el puerto de ENAPU donde la nave se había detenido nuevamente para la inspección y presentación de documentación de rutina.

Iquitos - Yurimaguas, 22

Iquitos - Yurimaguas, 26

Iquitos - Yurimaguas, 29

Iquitos - Yurimaguas, 33

Después de todo este proceso la nave por fin inició ruta más o menos a las siete y media, que es la hora a la que había salido en otras oportunidades pero sin las paradas de esta ocasión. Me arrecosté en mi hamaca par enviar unos sms antes que la señal desapareciera cuando sentí un ramalazo de hambre en mi interior, y fue entonces que caí en la cuenta que la falta de sencillo sí sería un problema. No se reparte comida en estas embarcaciones el día de salida. Y la cocina del piso estaba vacía. Maldije para mi mismo y me resigné a pasar hambre.

Como a la media hora sentí un olor a comida y me pareció que procedía del piso inferior. Fui a averiguar y vi varias personas comiendo. Averigué y me dijeron que vendían comida. El juane a dos soles y el huevo a sol. Pagar por un simple huevo duro un sol me pareció caro, pero era lo único que mi bolsillo podía permitirse y a la vez mitiga el hambre que se hacía sentir ya más fuerte. Sin ninguna esperanza le pregunté al cocinero si el huevo salía solo. "No", me dijo, "Viene con su arroz". Ok. Arroz con huevo duro no es la mejor comida del mundo pero les aseguro que cuando hay hambre se pueden comer cosas peores. Saqué mi único sol y pagué. Al ratito me sirvieron lo pedido y me preguntaron si quería sal. "Claro" contesté. En la mesa había una jarra de refresco y vasos. Me serví y devoré hasta el último grano de arroz en breves instantes. Por lo menos el arroz no estuvo mazacotudo, debo admitirlo.

Ya un poco satisfecho y luego de ir al baño, me senté en el  vacío comedor pero acompañado por muchos insectos voladores, a escribir mi relato del viaje hasta ese momento, las ocho y treinta más o menos. A las nueve y treintaiocho lo di por terminado y me dispuse a pasar una buena noche. El resplandor de la ciudad se había dejado de percibirse ya buen rato atrás. Algo de nostalgia acudió a mi al tomar conciencia del alejamiento. Adios Iquitos, hasta que te extrañe de nuevo.

Iquitos - Yurimaguas, 34


3 comentarios:

Gabriela dijo...

He oído durante mi vida tantos relatos del viaje en vapor de Yurimaguas a Iquitos y viceversa que siento ese trayecto como algo que he visto con mis propios ojos.
Lindo tu relato, lindo por su simpleza y por sus detalles. Ese arroz con huevo duro tiene que haberte sabido a gloria.
Como dices, boy scout no fuiste. Parece que MacGiver tampoco, ja, ja.

Lina dijo...

El relato me hizo recordar los viajes en el Vapor Huallaga, de Yurimaguas a Iquitos (y viceversa) en mi época de colegiala, hace ...titantos años. En verdad, qué diferencia. En esos vapores había camarotes y por supuesto lugares para hamacas, todo muy ordenado. Había turnos en el comedor, atendían mozos uniformados. Como mi papá trabajaba en la compañía, a mi mamá y hermana nos servían en la "mesa del capitán", o sea en el último turno, con todos los privilegios del caso. Mis recuerdos de esos viajes son hermosos, con esos amaneceres sobre el río y la estela del vapor sobre las aguas. Para hacernos una broma, nos dijeron, cuando se une el Marañón con el Ucayali para formar el Amazonas, el vapor se va a bambolear, no tengan miedo, pasa rápido. Y así sobre la cubierta esperamos temerosas esa unión de dos ríos inmensos, pero resulta que nos dijeron, ahora volteen, y ahí atrás se veía los dos brazos de los ríos que ya se habían juntado sin que nos diéramos cuenta. Esos viajes en el vapor Huallaga, realmente sin inolvidables. No quisiera volver a vivirlos como están ahora, una pena.

Juan Arellano dijo...

Gabriela: Poco me ha faltado para graduarme de inútil total :)

Lina: Mi tía hizo un viaje tal como el que usted rememora allá por los años cuarenta, en la ruta Pucallpa - Contamana, y su descripción del mismo se asemeja mucho: los mozos, la mesa del capitán. Actualmente eso no existe en lo que es transporte masivo. Sí en el turismo de lujo, y como esa palabra lo indica, son muy caros esos tours.

Gracias por sus comentarios.