domingo, octubre 21, 2007

¿Censura a libros en Lima?

Vaya, uno puede pensar que en el Perú lo de la censura sólo quedaba para algunos retrógados funcionarios del estado, pero no, por ahí sale alguien más papista que el Ratzinger y nos devuelve a tiempos idos. ¿O no es así? Leamos lo que informa Max Palacios del blog AmoresBizarros en su post titulado Censura contra autor de Bizarro Ediciones:
En un gesto propio de una sociedad retrógrada, medieval y represiva, la administradora de una librería local ha censurado el libro de un autor de Bizarro ediciones, Para tenerlos bajo llave, conminándolo a retirar los ejemplares del libro mencionado por tratarse una literatura “satánica, pornográfica y pedófila”, según sus propias palabras.

Se trata de la administradora (o dueña) de la librería LA CASA VERDE, quien en un primer momento aceptó ingresar los libros de Carlos Carrillo, pero a los pocos días llamó al autor para avisarle que si no recogía los libros iban a tener otros fines diferentes a la lectura, por no decir que iban terminar en “la hoguera” de la censura y el olvido. Conmocionado por la noticia, el escritor censurado le preguntó, muy amablemente, a la sorprendida señora el por qué de su actitud, a lo cual, muy oronda, respondió que los libros no se encajaban en la línea “decente” de su librería y que le daba un plazo de 3 días para retirar los libros.

Cuando Carrillo llegó a la librería, ataviado con su indumentaria de rock “metalero”, poco le faltó a la susodicha señora para sacar su cruz y su rosario y arrojarle agua bendita al réprobo autor. Sin embargo, grande fue la sorpresa del escritor cuando entre los estantes de la ilustre librería encontró algunos ejemplares del Marqués de Sade, como La filosofía en el tocador, Las ciento veinte jornadas de Sodoma y Justine; Las once mil vergas de Apollinaire; Trópico de cáncer y Trópico de capricornio de Henry Miller; y, en una sección especial, muchos títulos de la buscada y reclamada colección La sonrisa vertical de Tusquet ediciones.

Cuando Carrillo le recriminó a la puritana señora por qué censuraba sus libros cuando en su librería encontraba título mucho más “escandalosos” que el texto que estaba retirando, la mujer no tuvo otro argumento que decir: “Eso lo decido YO, es mi librería”. Ante tamaña arbitrariedad, al autor no le quedó mas que mover la cabeza de una lado para otro y lanzarle una mirada de conmiseración ante un rostro que encarnaba la hipocresía e la intolerancia humanas en su máxima expresión.

A los pocos días, cuando un periodista de un diario de circulación nacional intentó realizar una entrevista a la “fiscalizadora” de la literatura que se publica en el Perú, el comunicador solo encontró un vergonzoso silencio. Ante la insistencia de sus preguntas, la “fiscal” de la narrativa peruana alcanzó a decir: “Eso lo decido YO, es mi librería”.

Día después, Oswaldo Reynoso, entereado de tan bochornoso acontecimiento, reflexionaba: “¿Cómo una señora puede darse el lujo de censurar a un autor cuando su librería lleva el nombre de un burdel?”. Efectivamente, ¿cómo se puede calificar a un autor de “satánico, pornográfico y pedófilo” cuando la mencionada librería lleva el título de uno de los más celebres burdeles literarios de la historia de la literatura peruana? Habría que poner en autos al gran Mario para que obligue a los dueños del establecimiento a retirar el nombre de la librería por otro que vaya mejor con la línea “castrante” y “fiscalizadora” de la misma, como por ejemplo: “La ciudad de Dios” o “Summa Teológica”.

En los próximos días estaremos preparando una carta de protesta firmada por muchos escritores locales que haremos llegar a todos los medios escritos y televisados porque no podemos pasar por alto tremendo atropello literario que vulnera no sólo la libre expresión de los creadores artísticos, sino que además delata uno de los grande males de nuestro sociedad limeña: la hipocresía y la doble moral. Invitamos a los escritores a que se sumen a esta carta de protesta enviándonos sus mails de solidaridad ante tamaña arbritariedad.
Lo menos que se puede decir es que da mucho que pensar. En todo caso habría que tener una versión de distinta fuente de lo que dice la dueña de la mentada librería. En estos tiempos en los que todo vale para el marketing y la promoción, uno se vuelve medio suspicaz, y unas acusaciones de censura siempre pueden hacer que una obra venda un poco más. Sobre todo si quien grita censura es el dueño de la editorial afectada. (Y eso de "indumentaria de rock metalero" no me cuadra contra lo que veo en este post, un respetable economista limeño, bueno, prejuicios míos seguro, porque una casaca de cuero negra no hace metalero a nadie).

Tampoco me queda claro si como librero tengo la obligación de vender todos los libros que salgan o me llevan, supongo que puedo ejercer mi derecho de libre empresario a no vender lo que no quiero vender, por la razón que sea, sin que eso tenga que ser catalogado como censura, a lo mucho habla de mi propio gusto, mi capacidad de tolerancia, mis prejuicios y/o mi buen o mal ojo para los negocios, pero ¿censura? bueno, me gustaría leer opiniones al respecto. En todo caso lo que sí me ha provocado es echarles un ojo a los cuentitos eso, efectos de la publicidad que le dicen.

La imagen la obtuve de la web The Daily Collegian Online. Las gracias a Daniel Salvo por el dato.

7 comentarios:

Dinorider d'Andoandor dijo...

encima en la casa verde?

pero si ahi he visto jovencitos leyendo los comic porno q tiene tras los anequeles!

JA

que tal canchaya la tía!

Juan Carlos Bondy dijo...

Increíble.
Parafraseando a la señora administradora, los lectores decidiremos desde ahora, con mucha atención, dónde compraremos nuestros libros.

Juan Arellano dijo...

Dino: jajaja, ¿Tienes alguno? juegatelo ps

Juan Carlos: Cierto, así como se puede elegir qué vender también puede elegirse donde comprar, libre ejercicio del mercado o algo así. Algunos vendedores de Amazonas deben conocer más de literatura que esa tía, casi te lo aseguro.

Daniel Salvo dijo...

Parece que la cuestión de fondo, más allá de la libertad de leer (o vender) es: ¿debe la literatura tener un objeto? ¿hay temas que si pueden ser tratados y otros que no? ¿hay una manera correcta de tratar determinados temas?
En sí, lo ocurrido con la actitud frente a los libros del señor Carrillo es un trasunto de lo que nos suele ocurrir a los lectores de ciencia ficción o fantasía, el que alguien se irrogue la facultad de calificar(nos) nuestras lecturas.
Así, tenemos una historia de la literatura nacional en la cual nadie ha escrito ciencia ficción, terror o fantasía; sin embargo, escarbando un poco (me ha ocurrido), tal versión de la literatura nacional peca de ignorante. Empero, es la que aprendemos en la escuela.
Sobre el tema preciso de "Para tenerlos bajo llave": cierto es que tienen mucho de gore, también de fantástico o thriller (ya haré el comentario respectivo en "La casa de Jarjacha"). La carátula de Bizarro Ediciones está mucho mejor que la original. Y cierto es que toca el tema de la pedofilia, y no siempre pone al (o la) menor en posición de víctima... lo que lo hace políticamente incorrecto, supongo. Esto lleva a otras preguntas (o las mismas): ¿debió haber escrito sus cuentos "de otra manera"? ¿El lector que considera buenas o interesantes estas historias se convierte también en sospechoso (de pedofilia)?
Digo yo, a veces el defecto que le atribuimos al otro realmente está en nosotros mismos: yo he leído unos cuantos de los cuentos del libro, y me han parecido más interesantes el de la mujer lobo y la chica asesina. Supongo que uno se fija más en aquello que realmente le obsesiona.

Daniel Salvo

José Talavera dijo...

¿Censura? Es lo más probable. Claro, lo podemos disfrazar con el argumento de que no vende, pero allí estariamos obviando que la dueña dice "que si no recogía los libros iban a tener otros fines diferentes a la lectura, por no decir que iban terminar en “la hoguera” de la censura y el olvido". Eso ya nos puede llevar por lo menos a suponer que no se trata de un tema comercial.

Ahora, eso de que no sigue la línea "decente" de la librería ya parece de verdad una burla a la inteligencia. El solo nombre, para alguien minimamente informado de literatura (como yo) sería una contradicción. Hace años que no voy a La casa verde, pero que yo recuerde habían libros de todo tipo.

No hay otro nombre para esto que ARBITRARIEDAD. Es su librería y ella puede hacer lo que le venga en gana, de hecho, si no hay un contrato o algo de por medio no hay nada ilegal (eso creo) en que le devuelva los libros. Pero ya se trata de un plano ético, el de hacer algo "por que se me provoca" sn mayor argumento. Hombre, puedo esperar eso en una libreria cristiana (en donde, por ejemplo, no podría encontrar libros de Gutierrez, Boff, Sobrino, etc. por ser muy progresistas para gusto de los conservaores), pero no en una de las mas renombradas de Lima como La casa verde.

En lo personal, cuando quiera algo seguiré yendo al FCE, epoca o el virrey (donde te atieden muy bien).

Javier Prado dijo...

La colección de cuentos "para tenerlos bajo llave", efectivamente me pareció digna de leerse culposamente, es trasgresora, gore, loca y muy entretenida, el señor Carrillo es muy buen narrador de relatos de terror, la historia del cuadro y el de la Condesa son realmente escalofriantes pero no es como para meterla a la hoguera por malditas ni nada medianamente satanico.Al final siempres hay una doble moral en esto de la censura y es posible que la señora en cuestión si haya leido "para tenerlos bajo llave" y no leido ni al Marques de Sade ni otro tipo d eliteratuira para adultos.
Saludos.
Javier
¿La librería "La Casa Verde", venderá "Los cuadernos de Don Rigoberto?.

Unknown dijo...

Hay que tomar con mucho cuidado el hecho referido en su artìculo. Todos tenemos nuestro grado de subjetividad y esto aumenta cuando de negocios se trata.
Pero hay algo que sí es verdad: la tremenda argolla y el feudo existente en la literatura peruana, donde sólo algunos publican en editoriales "prestigiosas" y son reseñados en El Comercio, Somos y etc.; mientras el resto (aunque tenga talento) no se hace conocido, a menos que se agache ante las "vacas sagradas" Ampuero o Cueto. Y ni eso es seguro: ven lo que le pasa a Thays, a pesar de prosternarse el que más?
El problema en nuestro paìs es que todavìa conservamos mucho de pensamiento feudal: donde los intereses de grupo predominan sobre la razón. Y es mentira eso de que en una democracia el editor puede elegir lo que publica o no. Es mentira desde que es màs que casualidad que ninguno quiere publicar a alguien desconocido o que no pertenece al "cìrculo selecto": eso ya no es decisiòn o voluntad democràtica, eso es discriminación e irracionalidad (pues quièn sabe si ese desconocido se hace famoso por su calidad y da grandes dividendos a la arriesgada editorial que lo editò). Y sabemos que detràs de la irracionalidad està lo que Einstein ya calificò como màs infinito que el Universo: la estupidez humana.
Saludos.
Anacarsis Klooth