jueves, marzo 10, 2005

MVLL - Travesuras de la niña mala

Imposible dejar pasar una suculenta y reciente entrevista a Mario Vargas Llosa hecha por Miguel Ángel Zapata, y que El Comercio publica en su suplemento Dominical el día 6 de marzo del presente. A través de ella me entero que el título tentativo de su nueva obra es Travesuras de la niña mala, una novela constituida por una serie de cuentos. Pero bueno, lean la entrevista que, repito, está buenaza. Aquí un par de párrafos para que se animen.

¿Cuál es el punto de partida de tu escritura?
-Generalmente el punto de partida es la memoria; creo que todas las historias que he escrito han nacido siempre como fruto de alguna vivencia que ha quedado en la memoria y que se convierte en una imagen muy fértil para fantasear algo alrededor de ella. Ese ha sido casi siempre el punto de partida de todo lo que he escrito. También he seguido una pauta, prácticamente desde el primer cuento que escribí: tomo muchas notas, hago fichas, hago unos esquemas antes de empezar a redactar. Para poder comenzar a escribir necesito por lo menos una estructura aunque sea muy general de la historia. Y luego, pues comienzo a trabajar. Hago primero un borrador, que es lo que más trabajo me cuesta. Una vez que lo tengo, para mí el trabajo es mucho más agradable, ya escribo de una manera más confiada, más segura, porque sé que la historia está allí. Esto ha sido una constante en lo que he escrito: hacer una investigación que me familiarice con el tema, la situación, la época en la que está situada la historia.

En La tía Julia y el escribidor, o en El hablador, apareces tú como personaje camuflado
-No, aparece un ser que a veces lleva mi nombre y en otros casos aprovecha de experiencias que yo he tenido, pero aparece siempre dentro de un contexto y viviendo experiencias que son mucho más diversas de las que yo he tenido, de tal manera que ninguna de mis novelas es exclusivamente autobiográfica, ni siquiera la que lo parece más, como es La tía Julia. Claro, ahí he aprovechado un momento de mi vida, pero incluso en la historia del Varguitas que quisiera ser un escritor, hay mucho más de invención que de memoria personal, la autobiografía es un recurso literario, como en El hablador.

Y ahora, hablando de los críticos de tu obra, ¿a quiénes mencionarías como los que han acertado en sus aproximaciones?
-David Gallagher escribió un ensayo sobre Conversación en La Catedral que para mí fue muy sorprendente; recuerdo sobre todo una idea, decía más o menos así. en esa novela se demuestra que el poder es sucio, y la prosa de la novela cada vez que se acerca a la poder se ensucia, o sea que la novela de alguna manera somatiza lo que la novela quiere mostrar. También José Miguel Oviedo ha hecho unos análisis muy serios, rigurosos, sobre todo de las estructuras, de las técnicas y he aprendido de sus acercamientos. Por último, el libro de Efraín Kristal fue muy revelador para mí; él relee prácticamente los libros que yo he dicho que me han impresionado, y entonces encuentra en esos libros muchas fuentes, muchos modelos que yo he aprovechado. Es uno de los libros que me ha interesado más y que ha sido muy instructivo sobre lo que yo hago, y me ha demostrado que por más que uno trabaje muy racionalmente (como lo hago yo) preparando sus historias, no tiene la distancia suficiente para saber exactamente lo que uno hace en el papel.

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9 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer 11 de Junio terminé de leer Travesuras de la niña mala, hasta el momento la última novela de Vargas Llosa, para mi fué todo un placer el haberla leído y me dejo un vacio enorme el saber que había terminado, la novela comienza como los cachorros, con un niño miraflorino, hablando de sus andanzas por su barrio, pero después en el segundo capítulo, la novela adquiere un caracter "formal" es la mejor novela de Vargas Llosa que he leido, posiblemente superada sólo ´por la fiesta del chivo. gracias Mario por deleitar a trus lectores con ese estilo tan excelso característico tuyo. Atentamente: Victor Manuel Hernández

Anónimo dijo...

Hola soy Maribel, paisana de Vargas Llosa, y he descubierto que una parte de mi nunca había sido explorada, mediante esta lectura me redescubrí capaz de sentir y se ser sentida. Gracias Vargas Llosa.

Anónimo dijo...

Buenas noches desde Barcelona, estoy terminando el libro de "Las Travesuras de la niña mala" y qué decir?! es una maravilla, me ha hecho pensar mucho en lo que soy y en lo que siento. Qué más se puede pedir de un libro.

Anónimo dijo...

Soy una mujer casada,peruana;en mi vida he tenido muchos desencuentros, desilusisones, frustraciones, y el contenido de laobra me ayuda a identificar mis sentimientos a tener conformidad y disfrutar de mejor forma de lavida, a veces creemos que lo que nos sucede es lo último, pero la realidad demuestra lo contrario, La novela es rica en testimonioss que te dan amplitud para comprender la verdadera dimensión delamor y la vida, la estoy volviendo a leer. Gracias por nutrirnos con tu prosa Mario Vargas LLosa.
Lidia.

Roberto Echeto dijo...

¿QUÉ CARA PONE VARGAS LLOSA CUANDO ESCRIBE?
Roberto Echeto ®

Como casi todos los mortales, Mario Vargas Llosa tiene (por lo menos) dos caras: una ceñuda, severa, austera y doctoral; la otra risueña, satírica, apasionada y hasta burlesca. Con el primer modelo de cara, don Mario ha escrito obras prodigiosas como La guerra del fin del mundo, La casa verde, Conversación en la catedral, La orgía perpetua, García Márquez: historia de un deicidio, La tentación de lo imposible, Diario de Irak y La fiesta del chivo, entre otras muchas que le fascinan a un público ávido de cosas serias, de análisis políticos, históricos y sociales intervenidos por lo literario. Con el segundo modelo de rostro, don Mario ha escrito otro tipo de obras que no les gustan tanto a esos «lectores serios»; terminan acusándolo de frívolo o de decadente. Tales invectivas proclaman de novelas como Elogio de la madrastra, Los cuadernos de don Rigoberto, La tía Julia y el escribidor y de quién sabe de cuántas obras más porque esa gente no tiene límites a la hora de expresar sus ojerizas.

No me negarán que imaginarse qué cara pone Vargas Llosa para escribir sus obras es un bello recurso para clasificarlas mientras nos tomamos una cerveza con los amigotes. Sin embargo, y aunque nuestro método sea de una puerilidad devastadora, bien valdría la pena preguntarse qué cara puso don Mario mientras escribía Las travesuras de la niña mala, su novela más reciente, y esto porque es una obra de apariencia ligera y amable que termina, por la maestría innegable de su creador, revolcándote de tristeza a pesar de haber leído cientos de páginas donde abundan situaciones eróticas y brillan unos diálogos llenos de humor, de ingenio y de vitalidad. Esto, aunque Uds. no lo crean, nos ayudará a desentrañar el misterio que nos hemos propuesto descifrar. Veamos por qué.

En primer lugar, Las travesuras de la niña mala es una novela plena de situaciones y de personajes que no esconden elementos simbólicos. Lo que lees, es, y ya, lo cual nos lleva a pensar que estamos hablando de una novela realista, término éste que en el caso de Vargas Llosa adquiere una significación especial porque nos remite de inmediato a Flaubert, a Balzac, a Leopoldo Alas, a Dumás y al mismísimo Dostoievsky; es decir: a los mentores literarios y espirituales de don Mario.

¿Que qué elementos sostienen semejantes afirmaciones? Pues muy sencillo: si a ver vamos, la niña mala que cambia de identidad e igual se hace pasar por chilenita, por guerrillera, por esposa de un funcionario de la Unesco, por conyugue de un criador de caballos en Newmarket, por dama de compañía de un japonés sádico, por mujer de mundo que revolotea por aquí y por allá, es un personaje signado por una voluntad indoblegable que la convierte en un ser capaz de hacer hasta lo inimaginable por trepar y mantenerse en el penthouse de la sociedad para disfrutar de sus fulgores y no tener que sufrir nunca más los rigores indescriptibles de la pobreza. Un personaje con semejantes características y en medio del contexto sugerido en este análisis, no hace otra cosa que remitirnos a los inescrupulosos trepadores de nuestro imaginario: a Rastignac, a Julian Sorel, a Barry Lyndon y hasta a aquel personaje interpretado por Mariela Alcalá, cuya voracidad volvió loco al personaje de Raúl Amundaray y lo apartó de la dulce compañía de Lupita Ferrer en Cristal.

Y ahora que acabamos de cometer el abuso de recordarles a los lectores no sólo la existencia de las telenovelas, sino su relación con la novelística del siglo XIX, bien vale la pena decir que, como en los novelones decimonónicos, en Las travesuras de la niña mala hay toneladas de melodrama. Si quieren muestras de ello, piensen en la galería de personajes que puebla la obra, recuerden al niño que no quiere hablar, al guerrillero gordo e idealista, al Trujimán enamorado de una abogada japonesa, a Marcella, la escenógrafa italiana, a Arquímedes el constructor de rompeolas y, por sobre todos a Ricardo Somocurcio, el galán y muchacho bueno de la historia, cuyo amor incondicional e inconmensurable por la niña mala, por la mujer escurridiza que siempre lo deja con los crespos hechos, nos hace recordar, a lo lejos (eso sí), al Alfredo de La Traviatta o al celoso don José de Carmen. Si quisiéramos solazarnos un poco más en el tema del melodrama, observemos el final de esta novela y pensemos en cómo terminan los grandes arribistas de nuestro imaginario cultural… Pensemos en la soledad de unos, en la degradación moral y en la pérdida de miembros o en la muerte de otros… Perdonen que les refresque la memoria, pero el personaje de Mariela Alcalá en Cristal terminaba con cáncer en uno de sus pechos, y esa circunstancia fue lo único que hizo que la pérfida aceptara su amor por el bombero que interpretaba Félix Loreto, el Ricardo Somocurcio de aquel drama televisivo… Pero mejor pasemos a otra cosa porque nos estamos poniendo escabrosos… Mejor terminemos este artículo respondiendo la pregunta que lo preside: ¿qué cara pone Vargas Llosa cuando escribe? Pues, como hemos visto, depende. Depende de la obra a la que dedica sus desvelos. En ésta que hoy comentamos, don Mario puso cara de hombre de mundo, de persona que conoce como la palma de sus manos París, Londres, Madrid y Lima; cara de lector incansable que trata no sólo de homenajear, sino de seguir e imitar un siglo después la obra de sus maestros; cara de Balzac, de Flaubert, de Thackeray, de Stendhal, de Víctor Hugo y de todos esos grandes novelistas a quienes el tiempo convertirá en sus pares.

Anónimo dijo...

hola me llamo jacky hace mucho que termine deleer esta obra magistral de mario vargas llosa y me quede muy satisfecha y a la vez muy triste ya que el lerr esta obra es algo que te atrapa y se vuelve en algo importatnte de tu vida , gracias mario por esta gran obra

Anónimo dijo...

Acabo de terminar “Travesuras de la nina mala”, que ademas de conmoverme mucho, me ha hecho reflexionar como al residir en ciudades y paises diferentes, uno conserva mas en la memoria, el recuerdo de personas, eventos, libros y hasta sensaciones que marcaron la vida de uno, que el pais de origen. Soy una madre de tres hijos, casada, de origen peruano; entre mis pasiones estan: la literatura, las plantas, los trabajos manuales con hilo y agujas, la enseñanza y los viajes. En un impulso que tuve hace como cuatro anos, y disponiendo de mas tiempo para mi, comence a leer casi con la misma intensidad, como cuando empece a leer obras literarias, a la edad de nueve anos. Asi, ahora estoy leyendo obras de autores que me faltaba conocer, releido algunos libros y, recordando que solo habia leido una obra de MVLL, a los 13 anos, decidi corregir el error, y en estos anos ya he terminado de leer casi toda su obra, gustandome sus novelas, pero inclinandome por sus opiniones de otras obras literarias y, ensayos, pero eso si, lo que experimente al leer aquel libro en mi lejana ninez, y lo que senti al leer su ultimo libro, quedara para siempre en mi memoria. Travesuras de la nina mala me mostro diferentes tipos de rebeldia en diferentes epocas, y tambien la del nino mudo y la de la protagonista. En general, pienso que hoy en dia, las mujeres que se atreven a ser rebeldes, estar en control o manifestar su sexualidad abiertamentamente, son incomprendidas, rechazadas y hasta temidas, afortunadamente por cada vez menos hombres y mujeres. Tambien pienso que el poder de la literatura es tan grande (sobretodo la de los escritores mas habiles ) y si te dejas llevar por ella completamente, te puede hacer “sentir” miles de cosas, como: que estas en la Lima de los anos cincuenta; que eres una “nina mala” porque eres egoísta, ambiciosa y juegas con los sentimientos de un hombre muy bueno; que te vuelves a enamorar, y en Paris; y, si te hace sentir que estas dentro de un libro del siglo XIX (aunque la obra ori ginal este ambientada en el siglo XX ), y si eres una mujer con una rebeldia ( no necesariamente igual a la de la protagonista ), “moriras trágicamente”, pero, alcanzaras la inmortalidad, y tu autor se hara inmortal junto contigo. ( Gracias por la obra MVLL )
Siento el impulso de contar algo de mi historia personal, que se relaciona con algo de lo mucho que me inspira la obra que acabo de terminar, tratare de ser breve: creci en un ambiente donde siempre hubo represion cultural, artistica, social y hasta sexual. Lo principal que recuerdo de mi padre es: que era un hombre dictatorial, con una terrible ambicion, muy religioso y que todos le teniamos miedo; y de mi mama recuerdo: su sumisión total a mi padre; que ella me hizo su confidente, porque yo le tenia adoración; su incapacidad para defender a los hijos ( que a veces parecia complicidad o quizas indiferencia ), su insociabilidad, y su carácter infantil, Y de ambos recuerdo, lo mucho que trabajaban (mi mama casi nunca tuvo empleadas), que peleaban y se reconciliaban mucho y su extrana y posesiva manera de querernos: con poco carino fisico, pero defendiendonos como leones, de algun extrano que nos hiciera dano real o imaginario y tratando siempre que no tomaramos decisiones propias. Mis hermanos y yo tuvimos rebeldias activa y pasiva en diferentes epocas. Cuando yo tenia diez anos mi familia tuvo un cambio: de una muy modesta situación economica, pasamos a un status de muy acomodados, gracias a que mi padre fue escalando posiciones en una carrera que comenzo después de casado, y a que mi mama consiguió hacer a sus hijos “invisibles” para que no lo molestaramos a el. Recuerdo que mi padre mando construir una casa gigante (que las mujeres de la casa teniamos que limpiar constantemente ), donde se celebraban fastuosas fiestas con sus amigos importantes y reuniones semanales con diferentes amigos que jugaban poker (juego en el que ambos eran excepcionales). Tambien recuerdo un evento lamentable que ocurrio en casa, cuando yo tenia 11 anos (mis padres nunca se enteraron o notaron algo), y que nos afecto a los hijos, especialmente a mi hermano menor y a mi. Anos mas tarde,y haciendo un resumen de lo que nos paso a todos: dos se casaron en contra de la voluntad de mis padres ; otro se caso con el unico novio que le permitieron; otro nunca lo hizo. Uno nunca pudo estudiar pintura, y en la carrera que termino no pudo irse a Europa, habiendose ganado una beca; otro estudio lo que queria, es el que tiene mas dinero, es un ex alcoholico; otro no pudo estudiar arquitectura como era su deseo, e interrumpio una carrera y cayo bien bajo; otro se graduo con honores en una carrera impuesta, pero no pudo ejercerla por interferencia de los padres, y después, no quizo ejercerla.. Mis padres acabaron su vida en forma triste y pensando que todos sus hijos eran unos ingratos.
Pero tengo otros recuerdos maravillosos: la felicidad que tuve cuando aprendi sola a leer y escribir a la edad de 6 anos, después que me expulsaron de un odioso colegio religioso; mi abuelita que me tocaba piezas musicales en su violin; mi adorado hermano mayor (companero de mis juegos infantiles); lo mucho que nos divertimos con mi mama y mis primos (yo tenia 7) cuando mi padre se fue por ano y medio a New York; mi unica amiga (judia) de uno de tantos colegios primarios; cuando aprendi sola a tejer y bordar (8 anos); el unico viaje largo que hicimos en familia (a los 9 anos); mis libros queridos que lei a escondidas (los clasicos rusos, franceses, de poesia etc.) prestados por personas que me querian; el libro “La casa verde”, que todas las tardes robaba del cuarto de mi padre (y que me conmovio hasta las lagrimas); la alegria que tenia escribiendo mi diario personal (desde los 11 anos hasta los 22, cuando conoci a mi esposo; las plantas que me permitieron sembrar , mi perro pastor aleman; los companeros (entre ellos mi marido) y profesores de una universidad donde estudie ingenieria; las visitas a librerias, museos, exposiciones y otros eventos culturales que hice con mi enamorado ( mi esposo); ,mi suegro, una de las personas mas nobles que conoci; la alegria que tuve al vivir en un pueblito de Piura, después de casada, donde lo primero que hicimos fue, ir a la ciudad de Piura y por fin ir a una fiesta de ano nuevo y, una semana después, banarnos en una de sus tantas hermosas playas, sin ropa, gozando por fin el comienzo de la libertad; y, después en la ciudad de Piura, donde crie a mis adorados hijos: la cantidad de viajes en ómnibus que realizamos todos y las fiestas infantiles que les hice y las cientos de fotos que les tome, la cantidad de buenos amigos que hicimos por alla, la comida riquisisima que saboreamos, etc.
Ahora vivo en EEUU (decisión que tome en un arranque), aquí, mi esposo y yo hemos sufrido mucho, trabajado durisimo, mis hijos han tenido lo mismo que gozaron en Piura, los hemos sacado adelante (especialmente al menor que tiene un problema de aprendizaje), y ellos escogieron las profesiones que quisieron. Ahora tengo el hogar que siempre quise tener: con amor, libertad, respeto, cultura, muchisimos viajes (mis hijos conocieron Europa primero que yo! ) y tengo el jardin que siempre desee y amigos de diferentes paises. Cuando terminen sus estudios, mi esposo y yo planeamos estudiar frances o cualquier otra cosa (ya he estudiado ingles y computación ).
Parece ser, que en algun momento de mi vida pasada, me deje llevar por un impulso y tome la decisión acertada, enamorarme de un hombre bueno,que me quisiera mucho, de buen carácter, inteligente, que le gustaran los libros y viajar, un hombre que pudiera ser un buen padre, sencillo, sin grandes ambiciones (guapo), un hombre parecido al heroe de Travesuras de la nina mala.

Anónimo dijo...

Lei en poco tiempo la novela, me pareció espectacular, me la devore en segundos, me encanta como toma lo que acontecia en esos momentos con la historia, una historia de amor comaparada como la de el amor en los tiempos de colera, es muy buena obra

Anónima dijo...

Terminé esta novela hace dos días y no puedo empezar otra hasta que no me libero de la anterior y para eso me gusta leer los comentarios de otros lectores. Mi opinión es que es la novela de un gran "maestro", y, aunque resulte obvio,esto hace que por un lado nunca me defraude(es una maravilla cómo escribe y cómo erige sus novelas, como si fuera arquitectura de palabras). Pero, por otro lado, siento un pequeño vacío porque yo le pedía más a esta historia de amor.Los quela comparan con la Bovary de Flaubert no le hacen ningún favor a ninguna de las dos novelas. Flaubert es el gran psicólogo de la mujer insatisfecha y lo resultante es de lo mejor que se ha podido escribir. Otilia es otra cosa. Es graciosa, con encanto, pero, por favor, no las comparen. Esta es una obra de un escritor de "oficio", ni más ni menos, al que admiro y sigo admirando. Esta es la sexta novela que leo del autor y creo que la siguiente las buscaré entre otras antiguas que me quedan pendientes.