Así se titula un antiguo y hermoso cuento de Arthur C. Clarke, y un artículo que Armando Robles Godoy, cineasta y literato peruano, publica en el suplemento Dominical de El Comercio, sobre dicho cuento. No hay mucho que decir al respecto, sólo léanlo.
Como para no hacer la cosa muy corta, lean también la carta que escribe el propio Arthur C. Clarke comunicando que no fué afectado por los desastres por todos conocidos ocurridos en Asia. Como sabrán, Mr. Clarke ha fijado su residencia desde hace varios años en Ceilán o Sri Lanka como ahora se le conoce.
Como para no hacer la cosa muy corta, lean también la carta que escribe el propio Arthur C. Clarke comunicando que no fué afectado por los desastres por todos conocidos ocurridos en Asia. Como sabrán, Mr. Clarke ha fijado su residencia desde hace varios años en Ceilán o Sri Lanka como ahora se le conoce.
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