La verdad tengo pocas ganas de postear, salvo que piense en libros. Desde que regresé a Lima, mi biblioteca se ha visto incrementada con algunos nuevos ejemplares que han llegado a mi de muy variadas formas. Empezaré en orden de llegada.
El primer nuevo libro me lo pasó mi hija mayor, se trata de El Diario Negro de A. Bransiteff de Ronald Arquíñigo Vidal, compañero de estudios en la facultad donde está mi hija. Aunque en la contraportada dice que se trata de una novela, por la extensión creo que mas apropiado sería llamarle cuento largo, o novela corta (Novelette o Novella le llaman en USA). Empecé a leerlo al toque, pero lo dejé pues no conecté muy bien con el estilo. Sin embargo luego de un par de semanas lo tomé de nuevo y me pareció mejor. Aún no lo termino, así que ya escribiré sobre él más adelante.
El siguiente libro me lo obsequió su propio autor, con quien me encontré a los pocos días de llegar a Lima, pues teníamos una charla en agenda desde hace meses. Se podría decir que es no tanto un libro sino una plaqueta: City de Carlos Wertheman, poemas ¿urbanos?, bueno, al margen de las clasificaciones, poesía de factura moderna y en una excelente presentación. Ya lo leí todo, así que está pendiente la reseña de rigor.
Los dos libros que se añadieron a mi colección después fueron también un obsequio, esta vez por cuenta de Daniel Salvo: Zodiac de Neal Stephenson, una de las primeras novelas del ahora famoso escritor, de la que debo admitir que ni conocía su existencia y menos que estaba traducida al castellano; y Test de Turing de Enrique Prochazca, un relato de este autor peruano que anda por los caminos de la CF sin serlo explícitamente. Daniel, te debo un almuerzo.
Finalmente, a los pocos días de leer el cuento mencionado en el párrafo anterior, fuí por el centro de Lima y más específicamente por la Av. Abancay para unas compras y no pude evitar darme un saltito por la feria de libros del Jr. Amazonas. En uno de los puestos encontré Un único desierto también de Enrique Prochazca, y ya pues, me hice de él. Aún no lo agarro en plan de lectura, pero con que tenga un par de cuentos igual de buenos a Test de Turing ya habrá valido la pena su adquisición.
En cuanto a lo que estoy leyendo actualmente, pues eso es otra cosa: El Cantante de Salmos (The Praise singer) de Mary Renault, Ardiente Paciencia de Antonio Skármeta y Remolcando a Jehová (Towing Jehova) de James Morrow. Todos van bien, ya escribiré al respecto.
Y ya, fin del post. (Y no es obligatorio que mis amigos me regalen libros, ja).
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El primer nuevo libro me lo pasó mi hija mayor, se trata de El Diario Negro de A. Bransiteff de Ronald Arquíñigo Vidal, compañero de estudios en la facultad donde está mi hija. Aunque en la contraportada dice que se trata de una novela, por la extensión creo que mas apropiado sería llamarle cuento largo, o novela corta (Novelette o Novella le llaman en USA). Empecé a leerlo al toque, pero lo dejé pues no conecté muy bien con el estilo. Sin embargo luego de un par de semanas lo tomé de nuevo y me pareció mejor. Aún no lo termino, así que ya escribiré sobre él más adelante.
El siguiente libro me lo obsequió su propio autor, con quien me encontré a los pocos días de llegar a Lima, pues teníamos una charla en agenda desde hace meses. Se podría decir que es no tanto un libro sino una plaqueta: City de Carlos Wertheman, poemas ¿urbanos?, bueno, al margen de las clasificaciones, poesía de factura moderna y en una excelente presentación. Ya lo leí todo, así que está pendiente la reseña de rigor.
Los dos libros que se añadieron a mi colección después fueron también un obsequio, esta vez por cuenta de Daniel Salvo: Zodiac de Neal Stephenson, una de las primeras novelas del ahora famoso escritor, de la que debo admitir que ni conocía su existencia y menos que estaba traducida al castellano; y Test de Turing de Enrique Prochazca, un relato de este autor peruano que anda por los caminos de la CF sin serlo explícitamente. Daniel, te debo un almuerzo.
Finalmente, a los pocos días de leer el cuento mencionado en el párrafo anterior, fuí por el centro de Lima y más específicamente por la Av. Abancay para unas compras y no pude evitar darme un saltito por la feria de libros del Jr. Amazonas. En uno de los puestos encontré Un único desierto también de Enrique Prochazca, y ya pues, me hice de él. Aún no lo agarro en plan de lectura, pero con que tenga un par de cuentos igual de buenos a Test de Turing ya habrá valido la pena su adquisición.
En cuanto a lo que estoy leyendo actualmente, pues eso es otra cosa: El Cantante de Salmos (The Praise singer) de Mary Renault, Ardiente Paciencia de Antonio Skármeta y Remolcando a Jehová (Towing Jehova) de James Morrow. Todos van bien, ya escribiré al respecto.
Y ya, fin del post. (Y no es obligatorio que mis amigos me regalen libros, ja).
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